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28 de enero de 2024

Santiago Auserón y su Academia Nocturna - La (2), Barcelona

Si lo juzgamos por los músicos escogidos (La Banda de Juan Perro, con la sensible ausencia del trompetista valenciano David Pastor en el concierto del Apolo barcelonés) y el repertorio desgranado, Santiago Auserón y su Academia Nocturna, no se trataría, exactamente, de un nuevo proyecto del artista y filósofo zaragozano. 

Es cierto que ha introducido novedades en el “set” y que notamos algo más de improvisación en la propuesta musical, pero en el fondo, Auserón y sus cuatro brillantísimos escuderos, Viçenc Solsona (guitarra), Isaac Coll (bajo), Gabriel Amargant (saxo y clarinete) y Pere Foved (batería), repiten la exitosa fórmula iniciada con “Cantos de Ultramar” (2020). Sin poder contrastarlo con toda seguridad, este cambio de nombre artístico, se trataría de una huida hacia adelante provocada por el fallecimiento del gran Joan Vinyals en 2022.

A pesar de que sin él, la calidad de los shows sigue siendo muy alta, el guitarrista barcelonés era pilar indiscutible del combo y Auserón, con plausible criterio, ha decidido pasar página, no emocional, Vinyals siempre estará encima del escenario con sus amigos, aunque si de un modo, digamos respetuoso con su memoria. Si es así, es la forma más bonita de honrarlo. Olvidemos pues el pasado y centrémonos en lo acontecido en una abarrotada La (2) Apolo.

Como si quisiera recordar la introducción de Fania All Stars (¡Oye que rico suenan… Las Estrellas de Fania), el crooner de 69 años (ver para creer), se ha sacado de la manga “El Portal de la Academia”, tema con el que empieza el espectáculo (también ha creado un, llamémoslo, entreacto, titulado “Retorno a la Academia”). Esta pieza, evocadora de impulsos latinos, engarzó, a la perfección, con “Quemando caña” y la estremecedora balada “La “Ultima Rosa”, al parecer inspirada en algún texto de Oscar Wilde y que fueron las dos primeras aproximaciones a “Libertad”, su postrera entrega discográfica.

La función fue basculando entre ritmos latinos tipo “Gibara”, recuerdos al estilo de New Orleans (“El Forastero”, “Collar de Cuentas”, ambas con exhibiciones de Solsona y Amargant, iluminado toda la noche), acercamientos al rock clásico como la muy apreciable “Extraños deseos” o la curiosa conjunción entre “Mistery Train” (Junior Parker) y “Aire”, retrocediendo a 1995 con una soberbia lectura de “Perla Oscura” y a 2011 con “Río Negro”.

Auserón, que sigue enamorando con su inmaculado y bello timbre vocal y un aspecto físico que provoca envidia cochina, estuvo algo menos locuaz que en otras ocasiones, menos dicharachero, pero incluso en la parquedad, regaló alguna de sus habituales batallitas. Habló de la inspiración que supusieron las historias de su abuela para componer “La Ley del Camino” y extendió el discurso explicando el origen de “Los Inaptados”, relato derivado de la trama de Misfits, el mítico film dirigido por John Huston en 1961.

Al espectáculo le faltó un poco de trempera (los soplidos de Pastor exaltan la transcendencia), sin embargo, no se desvaneció en ningún momento (aquí hay mucho oficio) y tuvo varios momentos de gloria. “A Morir Amores” se ha convertido en un hit pegadizo al que Auserón le da mucha cancha, pero si nos los permite, nosotros preferimos la inconmensurable “No Más Lágrimas”, “Magnolia” (espectacular Amargant “El pájaro del Maresme), la baladita italianizante “El sueño” o “Luz de Mis Huesos”, creación antológica. Todas ellas de perfil Bolero-Soul (así le gusta llamarlas a nuestro protagonista) y en el que despliega todo su carisma, elegancia y potencial de cantante riguroso e incomparable. Me gusta denominarlo “el abrazo del crooner”.

En este, reducido, repaso a su carrera discográfica, no podían faltar algunas perlas de la época con Radio Futura. Tres fueron las seleccionadas y, evidentemente, las que elevaron a la parroquia al nirvana, en un cierre demoledor. Situadas como bises y por orden de aparición: “El Puente Azul” (1992), “Semilla Negra” (1984) y “El Canto del Gallo” (1987), un trio de joyas inmarchitables a las que hemos querido ponerles fecha para sacarle los colores a aquellos que firman basura creyendo que pasarán a la posteridad.

Santiago Auserón o Juan Perro, da lo mismo, haga lo que haga, se llame como se llame, este ilustrado señor, no falla nunca. Lo suyo es seguro de vida.

Crítica de Barracuda para la revista Ruta 66.

Texto: Barracuda

Fotos: Marina Tomás Roch